EDITORIAL DE DOMINGO: QUE ESCONDE LA BURBUJA INMOBILIARIA DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

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En la última década el Oriente Antioqueño, fundamentalmente los municipios del Altiplano emprendieron una alarmante carrera constructiva, que llaman burbuja inmobiliaria y le han cambiado radicalmente el panorama, y la vocación, a casi todos los municipios, para convertirlos en una selva de cemento con apartamentos cada vez más pequeños, amontonados uno al lado del otro, como palomeras.

Casi todos los municipios, por no decir todos, han cambiado sus ordenamientos territoriales, transformando la vocación de los predios; de rurales a semiurbanos o urbanos, para darle vía libre a estos proyectos constructivos que, en pocos meses, reciben el beneplácito de los funcionarios de planeación para levantar esas moles de cemento que en pocos años nos cambiaron las bellas panorámicas de montañas y valles por unas vistas inmensamente lúgubres.

La Lonja de Propiedad Raíz ha certificado que, entre el 2021 y el 2022, se licenciaron, en los municipios del Altiplano fundamentalmente: «UN MILLÓN CUATROCIENTOS VEINTE MIL, DOCIENTOS VEINTE, METROS CUADRADOS, siendo Rionegro el municipio que más licencio con: «SEISCIENTOS VEINTIOCHO MIL CERO OCHENTA METROS CUADRADOS, seguido por La Ceja con: «DOSCIENTOS DIEZ Y SIETE MIL, SEISCIENTOS VEINTITRES METROS CUADRADOS».

Como si esto fuera poco, Rionegro, El Retiro, La Ceja y El Carmen fueron los municipios donde se vendieron más lotes para nuevos proyectos de parcelación, siendo La Ceja donde más se dio este fenómeno con: «MIL DOSCIENTOS SESENTA Y UN NUEVOS PROYECTOS DE PARCELACIÓN», seguido por Rionegro con «MIL UNO». esto solo entre 2021 y 2022.

Para completar este aterrador panorama, entre 2021 y el 2022, en Rionegro se vendieron: «OCHO MIL NOVECIENTAS VEINTI NUEVE» viviendas nuevas, seguido de Marinilla con: «MIL CUETROCIENTAS DIEZ» y El Carmen de Viboral con: «MIL NOVENTA Y CUATRO» viviendas nuevas, vendidas en esos dos años.

En El Peñol, por ejemplo, el ejercicio que acaba de hacer la administración, a costa de su pequeño capital político, mostró por lo menos CUATRO MIL NUEVOS PREDIOS QUE NO HABIAN SIDO REGISTRADOS Y NUNCA HAN TRIBUTADO AL MUNICIPIO en la última década.

Por supuesto que, como lo informó en su momento el Foro Económico Mundial, este fenómeno se debe a una sobrepoblación en Medellín y su Área Metropolitana que supera los 19.700 habitantes por kilómetro cuadrado, siendo la octava ciudad del mundo más densamente poblada.

Lo curioso de este multimillonario negocio constrictivo de los últimos años en el Territorio, llamado «Burbuja Inmobiliaria, es que las empresas constructoras reconocidas, con musculo financiero probado y con historia en el sector inmobiliario, que están detrás de esos nuevos proyectos, son muy pocas y en un mínimo porcentaje. La Mayoría son empresas pequeñas, nacidas jurídicamente para uno o dos proyectos y luego, por arte de magia, desaparecen. Otras muchas son empresas de papel.

Los tecnócratas nos han vendido la idea, y algunos mandatarios sacan pecho repitiéndolo, de que el Oriente Antioqueño está en pleno desarrollo y muestran estas cifras, de nuevas parcelas, nuevos predios y nuevas viviendas vendidas, como su argumento principal de un éxito que, al contrario, nos debe alarmar.

Sin embargo, he lanzado, desde hace unos meses, la siguiente teoría, de manera pública y en algunos escenarios privados, que hoy tiene mucho más sustento en el informe de La Lonja de Propiedad Raíz: ¡El Oriente Antioqueño y sus cuatro subregiones tienen la economía ilícita más refinada del país; en las zonas Bosques y Paramo se cultiva la hoja de coca. En la Zona de Embalses se transforma químicamente en clorhidrato de cocaína y en la Zona del Altiplano se lava la plata del negocio, precisamente en muchos de esos proyectos constructivos, que llaman la «burbuja inmobiliaria» y que está depredando nuestra Región!

Y eso pasa, fundamentalmente en el Altiplano, por la ausencia de coordinación territorial y la arrogancia de algunos mandatarios de turno que, bajo la célebre frase de un exmandatario de Rionegro, que ahora está en plena campaña a la Gobernación de Antioquia, instituyo el modelo de: «Cada lorito en su palito», lo que, por supuesto, es aprovechado por la mafia para realizar sus negocios y lavar su dinero.

A esta ausencia, consentida, de coordinación territorial, hay que sumarle los miles de millones de pesos que pasan por debajo de la mesa entre mafiosos inversionistas y funcionarios corruptos para garantizar el circuito económico regional que estoy destapando, que todo el mundo percibe, pero que nadie se atreve a debatir.

Todo esto en nuestras narices y con la complicidad de políticos, mandatarios, funcionarios y Agentes del Estado.

Qué bueno sería que los Entes de Control Nacional hicieran una investigación a fondo entre poder político y tenencia de la tierra en el Oriente Antioqueño para que se sorprendan de la cantidad de apartamentos y parcelas a nombre de funcionarios de elección popular o funcionarios públicos o sus familiares.

Y digo Entes de Control Nacional porque los que están asentados en el Territorio son cómplices por acción, o por omisión, de este circuito económico siniestro que vive el Oriente Antioqueño.

Esa simple revisión inmobiliaria, entre el poder político y la tenencia de la tierra, por parte de la Fiscalía y la Procuraduría develaría la realidad de lo que sucede en el Oriente Antioqueño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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