EDITORIAL: ¡PERMITIRÁN QUE GRANADA Y EL ORIENTE ANTIOQUEÑO REPITAN SU TRÁGICA HISTORIA?

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El Municipio de Granada sufrió, como el que más, la tragedia del conflicto armado que vivió el Oriente Antioqueño: Desplazamiento, extorsiones, desapariciones, amenazas de toda índole, asesinatos selectivos y colectivos, masacres, reclutamiento forzado, carros bomba, violaciones, retenes ilegales en todas sus vías, tomas que destruyeron parte de casco urbano, entre otros muchos horrores tuvieron que padecer sus habitantes por largos años bajo la más absoluta ausencia del Estado.

Su Corregimiento de Santa Ana fue centro de operaciones de las guerrillas del ELN y las FARC por muchos años y, luego, tuvo que padecer una retoma terrorífica por parte de una alianza macabra de fuerzas del Estado y grupos paramilitares que causo el despoblamiento casi total.

Sin embargo, en la última década la comunidad, de mano de diferentes instituciones y su gobierno local, lograron reconstruir nuevamente el tejido social que había destruido el conflicto y sus actores y una confianza tímida volvió a aparecer con destellos de esperanza.

La Casa de la Memoria y las muchas cartas, que arrugan el alma, escritas por víctimas del conflicto a sus familiares asesinados o desaparecidos no solo fue una aproximación a la recuperación de la memoria histórica, sino también un grito desesperado de que esa historia no podía volver a repetirse nunca.

En el mismo Corregimiento de Santa Ana se logró poner en práctica una propuesta de convivencia que, aunque no ha trascendido como debiera hacerlo, podría tener repercusiones muy importantes en Colombia y en el Mundo.

Pero la realidad es bien diferente. Desde hace algunos meses el miedo vuelve a sembrarse en la población que, en voz muy bajita, como otrora, solo murmura la aparición en su territorio de personas, muchas extrañas y otras conocidas porque fueron parte de esos grupos armados ilegales que sembraron a Granada de miedo y muerte hace apenas veinte años.

Y tienen toda la razón para volver a tener miedo, para volver a hablar muy bajito, para que otras personas no escuchen lo que comentan.

Desde Granada sus veredas y Corregimiento se puso en marcha la expansión política y militar de lo que hoy se denomina Ejercito Gaitanista de Colombia para el Oriente Antioqueño. Por su posición geográfica y su importancia estratégica el hoy EGC, como otrora el ELN y las FARC, quiere convertir a Granada en el epicentro de su accionar en toda la Región.

Lo grave de todo esto, y lo diré con toda contundencia y sin temor a equivocarme es que, a diferencia del pasado, las autoridades lo saben con precisión, pero por acción o por omisión, están permitiendo que esto suceda.

La información de inteligencia, en manos de las autoridades, desde hace varias semanas, además de especificar el organigrama de mandos principales; militares, políticos, financieros y administrativos, de las zonas urbanas y rurales, también establece como municipios de expansión de sus acciones ilegales: Abejorral, Argelia, Nariño, Sonsón, Alejandría, Concepción, El Peñol, Guatapé, San Carlos, San Rafael, Cocorná, San Luis, San Francisco, El Carmen de Viboral, El Retiro, El Santuario, Guarne, La Ceja, La Unión, Marinilla, Rionegro, San Vicente y, por supuesto, Granada, donde han realizado varias reuniones de trabajo y de coordinación. En otras palabras, la estrategia que desarrolla el EGC es el copamiento de su accionar en toda la Región del Oriente Antioqueño.

Por lo menos ya, según esa misma información de inteligencia, se descartó o desmintió, como lo hice desde cuando apareció en el primer boletín de prensa de la Policía Antioquia y que fue, y es repetida por autoridades locales y hasta organismos de Derechos Humanos, la existencia del «Clan Oriente». Invención que solo ha servido para los planes del EGC y su estrategia de copamiento y expansión en la Región.

La verdad, que no quieren ver, ni escuchar, es que El EGC, como lo hicieron las FARC y el ELN en el pasado, quieren convertir a Granada por su posición geoestratégica en su sitio de acciones militares para todo el Territorio.

Tenía preparado este Editorial desde hace varias semanas, pero varios amigos, entre ellos un mandatario local, me pidieron no publicarlo para no «dañar» el turismo y la recuperación económica de la Región. Sin embargo, creo que esta realidad no se puede silenciar más.

¡Se requiere, con urgencia, la acción inmediata del Estado y las instituciones todas, de manera coordinada, para que ni Granada, ni el Oriente Antioqueño, repitan su trágica historia!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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