EL TERRITORIO DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO LOS SIGUE BUSCANDO

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La imputación por crímenes de guerra al Gral. (r) Mario Montoya ha abierto una caja de pandora frente a lo acontecido en el Oriente Antioqueño que desborda todas las imaginaciones de la vorágine vivida por el Territorio y sus comunidades, sobre todo en esos municipios que fueron corredores estratégicos de un conflicto que sembró dolor y muerte en los veintitrés municipios de esta maravillosa tierra que habitamos.

La JEP imputó al exgeneral por ciento treinta crímenes de guerra, pero afirmó en el escrito de imputación que tenía documentados quinientos uno entre 2002 y 2008. Hombres y mujeres, la mayoría campesinos, que fueron asesinados y luego mostrados como: «Dados de baja en combates con el Ejercito Nacional».

Sin embargo, esta tragedia es mucho más grave y así lo hizo conocer la directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, Luz Janeth Forero, al afirmar que: «en el Oriente Antioqueño hay un universo de 3.252 personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado».

Al momento existen 548 solicitudes de familias que buscan sus seres queridos en el Oriente Antioqueño.

En San Luis, por ejemplo, se han reportado entre 1990 y 2022 un total de 349 desaparecidos, siendo los años en los que más casos se reportaron entre 2002 y 2005. Precisamente las fechas en las cuales los mismos militares aceptaron haber puesto en práctica la macabra política de los falsos positivos orientada por el Gral. Mario Montoya y tolerada por quien fuera el Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares de Colombia.

Las mismas entidades del Estado han documentado cifras aberrantes del exterminio en el Oriente Antioqueño, la imagen de calor de uno de los informes oficiales así lo demuestran.

3.252 es, ni más ni menos, para llamarlo por el nombre que se merece un GENOCIDIO.

GENOCIDIO en el cual hay unas responsabilidades militares que ya la Justicia Especial para la Paz -JEP- está documentando. 

Pero también hay unas responsabilidades políticas que no pueden pasar inadvertidas a la hora de hacer la reconstrucción de la memoria histórica y de la verdad de lo que ha vivido el Oriente Antioqueño.

Responsables políticos que siguen pavoneándose y mostrándose en las plazas públicas como los salvadores de este país.

La verdad sobre esas responsabilidades políticas también debe ser materia de investigación por parte de la JEP o en su defecto de la Jurisdicción Internacional a través de la Corte Penal Internacional.

Para que haya paz, es requisito indispensable que haya justicia, y para que haya justicia se debe partir de la verdad.

¡Mientras tanto el territorio del Oriente Antioqueño LOS SIGUE Y LOS SEGUIRÁ BUSCANDO!

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