La Comisión de la Verdad, a la espera de su informe final
La Comisión desarrolla una tarea histórica: contribuir a garantizar el derecho a la verdad de las víctimas y de la sociedad. Por esto a lo largo de su mandato ha escuchado a los diferentes sectores sociales afectados por el conflicto armado bajo la premisa de que esclarecer lo ocurrido es la base para que estos hechos no se repitan.
En el marco de esa apuesta de escucha plural, la Comisión entabló un relacionamiento todos los actores, víctimas y victimarios. Un aspecto central de ese proceso fue profundizar en los impactos y las secuelas que ha dejado la confrontación armada en la vida de ellos; visibilizar y rechazar las violaciones a los derechos humanos y las infracciones al Derecho Internacional Humanitario y recibir propuestas sobre lo que se hay que transformar en el país en clave de NO repetición.
“Los Espacios de Escucha fueron algunos de los principales mecanismos que permitieron a la Comisión cumplir esos objetivos, para dignificar a las víctimas a partir del reconocimiento de sus vivencias y de sus formas de resistencia. También fueron un escenario para la reflexión pública de lo que nos ha pasado como país, a lo largo de más de cinco décadas de violencia”, manifiesta la Comisión.
De acuerdo con Registro Único de Víctimas (RUV) en el Oriente antioqueño hay más de 350 mil víctimas del conflicto y en el Páramo está el 23.6% de las víctimas de esa región.
Dentro de los hechos que las personas más recuerdan en este territorio según la Comisión es el reclutamiento forzado, el secuestro y las desapariciones.
Por ejemplo, en el 2002, en el municipio de Sonsón la antigua guerrilla secuestró 84 personas; en Abejorral fueron los asesinatos selectivos, el secuestro y la desaparición forzada; en Nariño recuerdan la toma guerrillera de 1999, los 9 policías muertos y los siete civiles asesinados, 8 policías secuestrados y el 80% del municipio destruido; mientras que en Argelia recuerdan el reclutamiento forzado, las masacres de Samaria y Montecristo por orden del entonces guerrillero alias “Rojas”, los desplazamientos masivos en varias veredas así como las seis tomas guerrilleras entre 1987 y 2002.
De hecho, la Comisión de la Verdad evidenció que estos espacios no eran suficientes en un acto público de perdón, sino que además es necesario un proceso de preparación entre las víctimas y los responsables, por lo que en los encuentros exploratorios surgieron varias preguntas, que recoge la Comisión en el informe: “¿Por qué? ¿Por qué reclutaron a niños y niñas? ¿Por qué los desaparecieron? ¿Cuándo nos van a decir dónde están? Los firmantes del acuerdo dijeron no tener muchas respuestas y ratificaron su disposición a esclarecer la verdad de lo que había pasado.”
Fuentes: Comisión de la Verdad y Agencia de Prensa IPC