MESOPOTAMIA, DESPUÉS DE LA TORMENTA LLEGA LA CALMA:

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Corregimiento de campesinos forjadores de un mejor futuro:

Entre ríos y montañas se esconde un pueblo llamado Mesopotamia, este es el corregimiento de La Unión Antioquia, donde su población ha sido dejada en el olvido por el Estado, gobierno que sufrió amnesia durante la época de la violencia. Mesopotamia está ubicado en el altiplano del Oriente Antioqueño, su cabecera dista de 82 kilómetros de la ciudad de Medellín y su clima es frío, se registra entre 17° y 21° centígrados.

Mesopotamia, como todo pueblo tiene su historia, aunque este es un relato de muerte y de dolor, fue dejado a la merced de los habitantes desde 1989, año en el que se desencadena la violencia a la que estuvieron expuestos sus habitantes.

Antes la vida en el corregimiento y sus campos era próspera y tranquila, el reflejo de la alegría entre sus habitantes era notoria y más cuando llegaban las fiestas folclóricas y populares de la papa, según Don Jacinto, habitante de este pueblo cada año en el mes de junio, se veían los tractores entrar con sus tráilers llenos de gente de todas las veredas de La Unión. Todos ellos muy felices acompañaban a su reina en las carrosas, donde en cada una se resaltaba la creatividad y el arte campesino reflejando la belleza de su tierra y la esencia de su ser.

Mesopotamia municipio de La Unión Antioquia.
Foto: Elizabeth Pavas Gómez

El ambiente se tornaba tranquilo, se llenaba de música y parranda, todos con su poncho y su sombrero orgullosos de sus raíces, le rendirán un homenaje a lo que diariamente les daba su sustento: la papa, se bailaba y se tomaba aguardiente hasta el amanecer.

Nadie se imaginaba que siendo este un pueblo pretendido por propios y turistas por la jocosidad de sus habitantes, se convertiría en un pueblo fantasma, según lo cuentan sus habitantes, quienes por el miedo de perder su vida y la de sus familias se vieron obligados a dejar sus tierras y sueños de un día para otro; esa alegría y tranquilidad había llegado a su fin, ya no primaba calma pues el miedo se había apoderado del corregimiento entero.

Cuando llega el terror al corregimiento:

En 1989 inicia la época que muchos de sus habitantes recuerdan con los ojos aguados; la serenidad y calma se disipan y comienza la zozobra, terror y el miedo, pues empiezan a llegar grupos armados, entre ellos, la guerrilla y los paramilitares, llegan a acorralar a las personas para volverlos unos esclavos, tenían que ser sumisos ante ellos porque si no era así, los asesinaban a sangre fría, es ahí cuando se da inicio a los secuestros, asesinatos, extorsiones y demás delitos; cada día estos grupos se arraigaban más al corregimiento y el lugar hermoso, donde se parrandeaba, se tomaba aguardiente y además los arrieros tenían como punto de encuentro, ya no era el mismo. Ya no irradiaba la paz y la alegría que se veía los sábados día de mercado, ahora solo había tristeza, pánico y desasosiego.

El 19 de mayo de 1998 hubo una incursión guerrillera cerca de las 12:40 de la madrugada, según manifiesta Blanca Nubia Cardona: “se escuchó BOOM, como una explosión eso fue muy azaroso, fue un estallido y parecía que tenían el corregimiento rodeado, porque eso se escuchaban puros disparos y pues nosotros lo que hicimos fue escondernos debajo de la cama”.

 Al día siguiente se les prohibió salir a las personas de sus casas, parecía que había varias minas que estos individuos habían puesto en el pueblo, Mesopotamia después de este suceso fue militarizado por un par de días, el terror estaba más latente que nunca en las personas, ya les daba miedo salir a trabajar y a cumplir las labores en el campo, porque sabían que salían, pero no sabían si iban a regresar.

La fe y la esperanza de las personas ya se había perdido, no sabían que hacer, “en las noches muchas veces nos reuníamos los vecinos en una misma casa a rezar y a estar todos unidos con nuestros hijos, así se calmaba un poquito los nervios” es lo que comenta Blanca Nubia, las reuniones y oraciones eran medicina para la intranquilidad que se vivía en aquel lugar.

En 1999 fue cerrado el puesto de policía y finalizando este mismo año los guerrilleros hicieron desocupar los alrededores y lo explotaron aproximadamente siendo las 7:45 de la mañana “mmm todo quedó en ruinas, daba mucha tristeza salir y ver todo lo que estaban haciendo con el pueblito” dice Blanca Nubia, del comando ya no quedaba nada, la única autoridad que quedaba latente era la eclesiástica.

El párroco de aquella época era Miguel Alberto Ramírez oriundo de La Ceja, este era quien brindaba mensajes esperanzadores a la comunidad, en muchas ocasiones según comenta Blanca Nubia, él les decía a las personas de la entidad que se podían reunir en la casa cural para que estuvieran unidos, a él recurrían la mayoría de la gente, lo veían como una persona que reflejaba paz y serenidad.

En ruinas.
Foto: Elizabeth Pavas Gómez

Luto en la comunidad:

El día miércoles 26 de abril del 2000, es un día que todas las personas tienen grabado en sus memorias, dado que es allí donde el luto acompaña a la comunidad, siendo las 7:15 pm cuatro estudiantes Diego Armando, Oscar Bedoya, Carlos Andrés, Santiago y su profesor José Ricardo se reunieron en un negocio a tomar un café, de repente vieron que por la calle del comercio se dejaba venir una camioneta negra cuatro  puertas  con cinco hombres fuertemente armados, son estos los que les ordenan salir del establecimiento a los jóvenes y  que se ubicaran en el parque principal del corregimiento, sus corazones latían a mil por minuto el terror se había apoderado de ellos, se les exigió que se arrojaran en el piso e inmediatamente iniciaron a dispararles, “hombre sentíamos ese temor y miedo con ese tiroteo” comenta Javier Bedoya padre de Oscar Bedoya.

Cuando ya no se escuchaba nada, los habitantes de la comunidad salen de sus refugios y se enteran del saldo: cinco personas asesinadas a sangre fría, recuerda Don Javier: “se vivió muy triste, muy horrible; claro que a mí me tocó vivirlo más que todo, porque a mí me matan el muchachito, a Óscar Andrés, eso fue terrible, eso fue una cosa horrible.”

Cuando sentían que todo estaba en calma salieron a socorrer a los cinco jóvenes, pero para su desgracia todos habían fallecido, cuando salen a auxiliar, Don Javier  ve que uno de los cinco jóvenes  que fueron asesinados fue  su hijo Oscar Bedoya quien apenas tenía 18 años, estaba en undécimo, él era perseverante, era disciplinado y aquel día traía sus libros de su alfabetización bajo su brazo, pero como todo joven le dio por compartir un rato con sus parceros y su profesor,  pero aquel 26 de abril del 2000 todo terminó, ya no quedaba nada de ese chico alegre y perseverante, pues estos individuos equipados habían acabado con su vida y de antemano con la de su familia.

“Hombre solamente uno sabe el dolor que uno sintió cuando yo subí y vi a mi hijo ahí tirado, hombre eso fue un momento muy duro, no hay palabras para uno decir lo que sentí, eso no se lo deseo a nadie”. Estas son algunas palabras que Don Javier pronuncia con sus ojos nublados por lágrimas.

El párroco pidió que los entraran a la iglesia, ya que las familias tenían pánico de que estas personas volvieran y ya fueran por ellos,  los cadáveres fueron llevados al templo para que al día siguiente vinieran las personas adecuadas para hacer dicho levantamiento, el 27 de abril las vías estaban detenidas por el hecho tan mezquino que se había presentado en el pueblo, la comunidad estaba de luto, esta población tenía un clima de tristeza, de duelo, parecía un pueblo fantasma, un desierto y este mismo día las familias por miedo a más casos como el anterior empezaron a desplazarse para otro lugar, los sectores estaban quedando solos pues de aproximadamente 180 familias que habitaban el corregimiento quedaron alrededor de 20, muchas porque no tenían para donde desplazarse.

En este lugar después de haberse presentado este hecho se pasaron necesidades pues solo quedaba una tienda, la cooperativa, donde trabajaba y aún trabaja la señora Gloria Bedoya, pues esta señora le tocó padecer y soportar todas las secuelas de la violencia ver lágrimas, sangre,  además le toco sentir el temor de sentirse amenazada por estos personajes, a ella la obligaban a atenderlos y venderles alimento, en este lugar no se reconocía que grupos eran los que llegaban, puesto que,  todos estos   llegaban uniformados.

En el 2001 inicia el retorno gota a gota, pues las familias al haber salido del corregimiento pasaron más necesidades que estando en el propio corregimiento, este por ser un pueblo en que su economía se basa en la agricultura da más posibilidades a los campesinos de salir adelante con su familia.

El 90% de la población retorno cerca del año 2005 cuando ya solo quedaban tristes historias de lo sucedido, el miedo ya no jerarquizaba en aquel corregimiento escondido dentro de dos ríos, ya se veía floreciendo nuevas esperanzas de vida para esta comunidad, aunque retornaron muchas personas el corregimiento no siguió siendo el mismo, la soledad y la tristeza que algún día se llegó a ver dejó secuelas, pues pasó de ser un corregimiento de muchos turistas y muchas personas hacer un corregimiento triste y vacío   a donde las personas les daba pánico asistir y visitar a las familias.

Los verdes de Mesopotamia

El ahora de Mesopotamia es un lugar de tranquilidad, serenidad y paz, poco visitado sí, pero por las secuelas que dejó, sin embargo, antes no se podía estar fuera de casa a las once de la noche ahora se puede hacer y se puede disfrutar  de los hermosos paisajes que rodean a este corregimiento sin ese temor de te van a matar, ahora pensar que este corregimiento es un pueblo fantasma es una estupidez pues la unidad y la perseverancia de los habitantes forjan un nuevo comienzo abatiendo cualquier barrera.

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