Reconstruir la memoria histórica para no repetirla:

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“Sesenta años de conflicto armado han dejado huella sobre gran parte de la sociedad colombiana. Los campos y ciudades han vivido cambios sustanciales, luego de que millones de personas abandonaran sus territorios por causa de la violencia y tuvieran que reconstruir sus vidas en lugares desconocidos. La afectación psicosocial también ha sido protagonista. En muchas regiones de Colombia el miedo persiste, las heridas siguen abiertas, subsisten las estigmatizaciones y asesinatos a líderes sociales, así como la polarización y la fragmentación. Por eso es necesario constatar que el pasado doloroso no se ha cerrado” Centro Nacional de Memoria Histórica.

La reconstrucción de memoria histórica es necesaria para que la historia no se repita, William Forero, desmovilizado manifiesta que, «estamos en un proceso muy hermoso de reencontrarnos con el territorio, de reencontrarnos con las personas que están sobre el territorio, de reencontrarnos con ilusiones que habíamos dejados».

la guerra en Colombia ha generado tres dinámicas: soledad, dignidad y solidaridad, Forero menciona que, «después del proceso de negoción que hubo en la Habana, las Farc también quiso hacer caso omiso a todo lo que se había realizado, política, militar, económica y socialmente dentro del Oriente, entonces podemos decir que tal vez para los dos actores que estuvieron en la negociación, el oriente fue un territorio vergonzante, quisieron pasar por encima de los aconteceres del Oriente».

Para  comprender los ejercicios de memoria, es necesario trascender la idea de la “victimización” en un sentido restringido o simplista. “Las víctimas no son solo víctimas, ni tampoco son homogéneas, pues desde distintas posturas y experiencias son protagonistas «las mismas comunidades se han encargado de ir sanando las heridas, pero esto requiere de mayor presencia estatal, mayor compromiso del privado, mayor compromiso de clase política» señaló Forero.

De igual forma, William dijo que, «se llega a la confrontación cuando se acaba la posibilidad de convencimiento de manera política, todos los actores que participamos en la guerra tenemos un aporte del sufrimiento del territorio y la población, todos aquí en mayor o menor hicimos parte de la confrontación».

Además, mencionó que, «algunos dirigentes han pensado que por sustracción de materia se acabó el conflicto, pero en la profundidad quedaron ciertas raíces, y esas raíces son lo económico, ya no hay una confrontación armada político- ideológico, pero si hay intereses económicos».

«el Oriente Antioqueño en su mayor parte, vive de la economía agrícola que viene en decaída, los altos costos en los insumos, la mano de obra ha venido siendo diezmada, entonces de eso se aprovecha el narcotráfico para coaptar a los campesinos, se requiere mayor presencia estatal en el campo» dijo William.

A lo que también señaló, «quienes vivieron en carne propia el conflicto anhelan la paz, y no hay quien anhele la paz, más que un guerrero, la población del Oriente Antioqueño, que convivió todos los días con el ruido de las balas, de las bombas, la tensión de la muerta respirando en el oído es el mayor anhelante de avanzar en la paz, pero para avanzar se requiere de dos elementos, uno del perdón, no el olvido, para no repetir la historia, el otro elemento es el de la reconciliación»

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