Referendo: Justicia con el campesino

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Arturo Montoya Ramírez
Economista

“El Campesino no existe como sujeto político ni económico. No tienen Derechos. No Existe para el Estado Nacional, departamental y municipal. Es retórica y poesía para los gobernantes y decisores políticos”

La dramática frase corresponde a un artículo publicado en el Semanario Virtual “Caja de Herramientas” en su edición 735 del 26 de junio pasado. La traigo, en primer lugar, a apropósito del homenaje que se rinde a nuestros campesinos a lo largo de ese mes en todo el territorio nacional. Además, porque el artículo tiene como propósito central el convertirse en
un motivador de la ciudadanía en favor del Referendo Campesino, un evento con el cual se quiere empezar a cambiar la situación de postración y abandono en que el Estado colombiano tiene sumido a este importante sector social. De ahí su nombre: “Las Grandes Razones del Porqué un Referendo Campesino en Colombia”. Su autor, el Ingeniero Forestal Hernán Porras G.

Se volvió paisaje entre nosotros asistir todos los meses de junio al triste espectáculo de ver subir al pedestal más alto a nuestros campesinos, ensalzarlos, llenarnos de frases aduladoras y regalos efímeros y banales para, al día siguiente, volverlos a su rincón de olvido y abandono
hasta el próximo junio cuando se repetirá el espectáculo.

Volviendo al artículo indicado y para comprender la crudeza de su señalamiento, nos recuerda el autor que en la literatura oficial la categoría “campesino”, como sector social, no existe. Para referirse a él prefiere llamársele “productor”, priorizando los productos y como queriendo equipararlo con el empresario, el inversionista del campo. O se le denomina “jornalero”. Con este tratamiento se oculta su trascendencia cultural, histórica, sociológica, económica. Muestra del trato excluyente deliberado se dio con el episodio vergonzoso del Censo Agropecuario del 2014. No se consideró importante siquiera saber cuántos eran los campesinos colombianos. Ni con tutela lograron que eso fuera posible.

El actual gobierno nacional demostró que en iniquidad podía llegar más alto: se abstuvo de votar en la ONU la Resolución 73/165 de 2018 en la cual se consagran los derechos de los campesinos. Y su coalición en el Congreso ha negado varios proyectos de ley que reconocían esos derechos. Con ello, quedan borrados de los presupuestos oficiales específicos para una
población cuya importancia es imposible soslayar en la vida nacional y en el concierto global.

Veamos. “Más del 90% de los 570 millones de explotaciones agrícolas en el mundo están administradas por un individuo o una familia y dependen principalmente de la mano de obra familiar. Estas granjas producen más del 80% de los alimentos del planeta en términos de valor, lo que confirma su importancia clave en la seguridad alimentaria mundial de hoy y
para las generaciones futuras”.  (Boletín de la FAO en Colombia. Panel “Decenio de la Agricultura Familiar, retos y perspectivas para América Latina”). Para el país trae este dato: “… aún la agricultura familia representa más del 70% de la producción de alimentos y aporta
cerca del 57% de empleo rural”. Queda en evidencia el trato injusto de la política oficial a nuestros campesinos. Lo presenta así el Ingeniero Porras: “… ausencia de políticas públicas apropiadas y pertinentes para ellos.

El Estado Colombiano desatiende a plenitud la dimensión socioeconómica y cultural de campesinado colombiano y privilegia y atiende especial y preferencialmente a los gremios empresariales de productores e inversionistas del campo y bajo la figura de atender la Demanda y no la oferta, ofrece estímulos fiscales, privilegios financieros y construcción de
equipamientos a estos sectores. Incluso les ofrece salvaguardas especiales en los Tratados de Libre Comercio. Crea fondos parafiscales, define rubros presupuestales y se proyectan, desde los Planes Nacionales de Desarrollo y planes empresariales de Innovación, Ciencia y tecnología, inversiones para estos sectores, sin diferenciación ni énfasis alguno para el Campesinado Colombiano. Los recursos económicos de mano de las políticas públicas están para los grandes y poderosos empresarios que controlan los gremios sin que llegue nada al pequeño agricultor familiar, al campesino, quién de paso, no tiene organizaciones ni representaciones propias que defiendan sus intereses. El Resultado: El Estado atiende y sirve a quienes lo tienen todo. Abandona y deja atrás al que nada tiene: El Campesino.”

No obstante que el panorama descrito es el que prevalece en el territorio nacional, su carácter general no riñe con esfuerzos locales que pretenden dar un viraje en algunos aspectos. De un municipio a otro encontramos diferentes propuestas lideradas por algunos funcionarios o por actores del sector cultural y artístico que buscar dar la voz a nuestros campesinos.

(Ver ÑAPA 1
al final). Con ello, desafortunadamente no se logra cambiar la suerte de los campesinos en los aspectos más determinantes de su existencia, pero, al menos y por fortuna, quedan personas que les dan un trato digno y permiten que la sociedad los reconozca y valore como seres humanos.
Conscientes de que desde el establecimiento no vendrán las transformaciones requeridas, un grupo de personas y organizaciones convocan a la ciudadanía al Referendo Campesino. De manera resumida señalo algunos aspectos contenidos en su texto:

  • “Reconocer a los Campesinos como Sujetos de especial protección Constitucional y por tanto sujetos de Derechos.
  • Aproximarlos a la Resolución de las Naciones Unidas. Hacer que las Leyes y políticas públicas, todos los Planes, programas y proyectos asignen partidas económicas específicas para ellos con un 4% para inversiones en el campo y dentro de ella, partidas para la Agricultura Familiar Campesina. Para que haya programas estatales de productividad sostenible, precios justos para productos e insumos, canales y circuitos cortos de comercialización, un ingreso básico de subsistencia, acceso a créditos baratos.
    -Aproxima al campesino al acceso a la propiedad de la tierra, por debajo, sí, de lo consignado en los acuerdos de paz.
    -Reconoce los territorios campesinos para que se exprese, se conserve y evolucionen las culturas Campesinas
    -Busca la Protección de la producción nacional, la Seguridad y Soberanía Alimentaria, la autonomía y protección de sus semillas, basada en quienes en realidad producen nuestros alimentos: La Familia Campesina.
    -El Referendo Campesino busca la existencia en condiciones Dignas de las familias campesinas, el reconocimiento y respeto de sus expresiones organizativas y culturales, la posibilidad de decidir voluntariamente si se paga el Servicio militar, a permanecer en sus territorios y no ser víctimas del desplazamiento forzado y en general a la materialización de sus Derechos y el logro del Buen Vivir”.

ÑAPA 1: Desde hace dos años las festividades en homenaje a los campesinos de El Carmen de Viboral han contado con algunas novedades que pretenden darles voz y protagonismo a las comunidades rurales. Detrás de estos cambios está el Director del Instituto de Cultura, señor Yeison Castro. Reconocimiento desde esta columna. Igual reconocimiento a la quijotesca labor que desde hace 4 años viene realizando el ya conocido y famoso músico Alejandro Trujillo con la realización del Festival de la Montaña que pretende recoger las historias de nuestros campesinos de las zonas más remotas del municipio a través de la música y la narración oral.
Ñapa2: En El Carmen, La Cooperativa Alborada, así como personas y otras organizaciones vinculadas al Referendo Campesino, disponen de los listados autorizados para apoyar con su firma la realización de este importante evento electoral. VBendrán campañas de difusión y recolección firmas.

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