Estado, violencia y olvido:

Compartir en redes sociales:

Él es una demostración de la crueldad a la que estuvieron expuestas miles de personas por grupos armados en épocas de la violencia, es una muestra de cómo en un abrir y cerrar de ojos se puede terminar con los sueños y la vida de la gente

Don Adolfo es un individuo al que el Estado lo ha dejado en el olvido. Dolor, tristeza y frustración son los sentimientos que él manifiesta al ver como por culpa de la guerra perdió su brazo izquierdo el 22 de mayo de 2004, tras la explosión de una bomba en el parque principal del municipio de San Carlos, municipio que fue el tiro al blanco por todos los grupos armados, donde hubo muchos sujetos afectados por: minas antipersonas, masacres, desplazamiento forzado, atentados en infraestructura, violencia sexual, tomas del pueblo, entre otros hechos delictivos.

 San Carlos Antioquia o la costica dulce como también es conocido, se encuentra ubicado en la zona embalses del oriente antioqueño y es donde se genera un 33% de la energía del país y fue por ésta una de las muchas riquezas que tiene este municipio que muchos actores armados de la violencia se apoderaron del pueblo. La vida parecía que era tranquila, pero desde 1986 hasta 2010 miles de personas fueron damnificadas por el ciclo donde primaba la agresión, el arrebato, la brusquedad y la dureza por parte de la guerrilla, los paramilitares, las autodefensas entre otros grupos armados, fue a Don Adolfo como a muchas personas que la violencia les dejó la experiencia más fuerte por la que han pasado los Sancarlitanos y personas del país en general. La vida de Don Adolfo se tornaba calmada con sus ocho hijos y su esposa, en ese entonces trabajaba ayudando a revolver mezcla para hacer adobes, ese era el sustento para la familia, sin embargo, se aburrió y prefirió ir en busca de otro trabajo, fue ahí cuando pudo conseguirse una carreta con la que le iba muy bien, ya que, con ella podía conseguirse la manutención de su familia y de él.

Para el carretero como era conocido en el pueblo todo marchaba bien, si se tuvo que desplazar de la vereda Betulia hasta el municipio, porque como a él, muchas personas fueron desplazadas, pues  de 74 veredas con las que cuenta este municipio 30 fueron desamparadas completamente y 20 cierta parte (San Carlos: memoria del éxodo en la guerra, 2011), aunque hasta esos instantes la guerra en la que se vivía en ese momento no le había causado más perjuicios, como el que le iba a causar aquel 22 de mayo de 2004, donde una fuerte explosión de una bomba acabó con la vida de tres personas y con los sueños e ilusiones de Don Adolfo, porque hasta ese día lo acompaño su brazo izquierdo, debido a esta bomba a él le tuvieron que amputar su brazo.

22 de mayo de 2004:

Don Adolfo cogió  su carreta y fue a llevar a la plaza de mercado unos televisores que iban con el destino de Nariño, de camisa, jeans y unos guayos era como vestía él aquel día, ese sábado estaba muy nublado y se suponía que iba a llover, pero, este no fue un impedimento para Don Adolfo salir de su casa como de costumbre a cumplir con la labor de carretero, a pesar de que sabía que habían enfrentamientos, que aún el municipio era visitado por distintos grupos armados, debía trabajar, en el pueblo las cosas se veían aplacadas, todo estaba en tranquilidad, si se observaban pocas personas, pero en épocas de la violencia los individuos vivían  con miedo   de salir de las casas y hasta los comerciantes, pues aquel día habían muy pocos negocios abiertos.

Cuando Don Adolfo regresaba de la plaza de mercado empezó a lloviznar, entonces tomó la decisión de escamparse en un local del parque principal, allí estaba estacionado un camión que venía de Marinilla y estaban descargando unas cajas de las cuales Don Adolfo no sabe a ciencia cierta que eran, él supone que eran libros escolares, Don Adolfo mientras esperaba que se despejara un poco para volver a retomar el trabajo se puso a mirar a pocos metros de ellos  cómo estos jóvenes desocupaban el carro, como había uno que entregaba las cajas a los otros para entrarlas al local, luego el chico que les estaba entregando las cajas a sus compañeros coge una del fondo del carro “yo vi que estaba empantanada y me pareció extraño eso, que porque estaba sucia” estas son las palabras de Don Adolfo al recordar aquel momento; cuando el joven iba a entregar… BOOMMM fue el sonido que aquella caja desengranó, aquella bomba había sido activada y por ende explotó.

Todo se cerró de humo llegando hasta el punto que Don Adolfo se sentía solo, pues por la humeante no se veía a nadie, él salió de aquel lugar vivo “ es un milagro de Dios” así lo cataloga él, debido a que, estuvo muy cerca de aquellos hombres y pudo haber perdido la vida en ese momento, Don Adolfo no se había dado cuenta de lo que le ocurría por la circunstancia en la que estaba, hubo un minuto en el que se mira y ve que su brazo esta totalmente destrozado, “la mano estaba colgando de unos cueros” según Don Adolfo, botaba mucha sangre y  también algo le había traspasado la piel, pues se mira y ve que por las costillas tenía algo, incertidumbre, desespero y angustia era lo que en ese momento vivía Don Adolfo después que nadie le prestaba auxilio, “yo no me hallaba, me sentía solo” es lo que él expresa.

Al ver que nadie lo socorría llegó hasta la esquina de la cafetería luz de luna y se tiró al piso, pues ya había botado mucha sangre y por obvias razones se sentía agotado, apreciaba que los pies ya no le daban más, cuando estaba en el piso había formado un charco de sangre, fue en ese momento que por fin alguien se compadeció de él cuando lo ve, el grito de asombro y susto fue ensordecedor, en ese instante llega el odontólogo de aquella época y lo lleva al servicio de salud del municipio. “allá me hicieron los primeros próvidos, porque allá si me martirizaron con toda la gana, en ese hospital hasta las dos de la tarde” es lo que dice él de ese momento. A las dos de la tarde llega el helicóptero para desplazarlo a Medellín a San Vicente de Paúl para prestarle mejor servicio asistencial, cuatro horas fue lo que se demoró en llegar este medio para proporcionar ayuda y hacer el levantamiento de los cuerpos de las personas que habían perdido la vida.

“Cuando yo fui al hospital de Medellín los dolores que yo sentía eran impresionantes” según él, estuvo mes y medio hospitalizado expuesto a lo martirios de los lavados que se le practicaban “gracias a mi Dios yo aguantaba todo eso” es una de las tantas manifestaciones de Don Adolfo. Le salvaron la vida y eso él lo agradece a pesar de todo lo que le tocó soportar.

Tanto para Don Adolfo como para la familia, la vida dio un giro agigantado después de aquel 22 de mayo de 2004, la tristeza los inundaba, él no podía trabajar con su carreta y el proceso de adaptación de tener un solo brazo fue difícil, Don Adolfo describe que se convirtió en “un tormento”. Él y su familia poco a poco se acostumbraron y para subsistir pusieron un negocio de arepas, su esposa las hacia y las vendían en el pueblo, él salía y buscabala leña y con solo la mano derecha cortaba y amarraba la madera, aprendió a valerse por sí solo.    

El puesto de arepas fue el soporte durante 4 años, pero, el negocio decayó, ya que, todo en el pueblo estaba muy calmado y ya iban carros a surtir los negocios del municipio, El Carriel fue la empresa por la que Don Adolfo tuvo que desistir del negocio y también por problemas de salud de su compañera de vida, ahora la vida par Don Adolfo no se le torna tan diferente a la de los demás, desde que aprendió a valerse por sí solo,  pues ya van 17 años desde que paso aquel hecho tan trágico, él y toda la familia opina lo mismo, que Don Adolfo esta vivo de milagro, en palabras de sus familiares “Diosito aún no lo necesitaba”.

Don Adolfo ahora vive con la esposa y el hijo mayor que es el que les ayuda y responde por ellos ahora que ya están mayores, pues para él ya es muy complicado trabajar, los otros hijos les ayudan a sobresalir y a tener una calidad de vida digna. Don Adolfo ha sido uno de los tantos que el Estado ha dejado en el olvido, al cual no se le ha dado nada y como él muchas personas también fueron víctimas de la violencia se les ha pasado la página, se les ha dejado en el abandono, el gobierno sufre de amnesia con estas personas.  

Compartir en redes sociales: