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OPINIÓN/La mejor encuesta de opinión sobre el AMO: la voz del pueblo en redes sociales

En medio del debate que ha generado la creación del AMO (Área Metropolitana del Oriente) en el Valle de San Nicolás, la verdadera encuesta de opinión, la auténtica medición del sentir ciudadano se encuentra en los miles de comentarios que a diario inundan las redes sociales, en respuesta a las publicaciones de la Gobernación de…

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En medio del debate que ha generado la creación del AMO (Área Metropolitana del Oriente) en el Valle de San Nicolás, la verdadera encuesta de opinión, la auténtica medición del sentir ciudadano se encuentra en los miles de comentarios que a diario inundan las redes sociales, en respuesta a las publicaciones de la Gobernación de Antioquia, las alcaldías municipales y diversos medios de comunicación prepago.

Estos comentarios, cargados de inconformidad, escepticismo y rechazo, son una manifestación directa del malestar ciudadano frente a un proyecto que, a los ojos de las mayorías, carece de justificación técnica y social. Lejos de inspirar confianza, la propuesta del AMO ha sido percibida como una estrategia política y económica disfrazada de integración regional. La falta de argumentos sólidos por parte de los promotores del proyecto, sumada a la sensación generalizada de imposición desde el poder que encuentra en las plataformas digitales un canal de expresión libre frente a un proceso que la ciudadanía considera excluyente y antidemocrático.

El panorama político detrás de la iniciativa tampoco pasa desapercibido. La férrea defensa del proyecto por parte del gobernador Andrés Julian Rendón y su primo, el senador Esteban Quintero, revela que más que una apuesta por el desarrollo territorial, el AMO parece ser una jugada clave en su ajedrez político. Ambos actores se juegan su capital político en una región que consideran su bastión, el Oriente Antioqueño. A ellos se suman sus alfiles en esta cruzada leonina: Eugenio Prieto Soto, Carlos Mario Zuluaga, Rolando Castaño y Daniel Arbeláez, quienes también estarían en la puerta de un horno del que pueden salir muy quemados perdiendo la credibilidad que por años lograron generar.

Sin embargo, más allá de los nombres y los intereses en juego, los verdaderos protagonistas de esta historia son los ciudadanos, quienes han empezado a desenmascarar los vacíos de la propuesta a través de su participación activa en redes. Esa «encuesta permanente», construida día a día a partir de la opinión pública espontánea, es el verdadero termómetro del sentir popular, y según esta, el AMO enfrenta un camino empinado hacia la legitimidad.

A tan solo un mes de la consulta popular, la tendencia negativa parece consolidarse en municipios como Guarne, La Unión, El Carmen de Viboral, San Vicente Ferrer, El Santuario y La Ceja. En estos territorios, el rechazo al AMO no solo refleja el desacuerdo con la propuesta como tal, sino también el descontento hacia las administraciones locales que la apoyan, cuyos alcaldes podrían pagar un alto costo político si los resultados les son adversos. Incluso en los otros dos municipios restantes, Rionegro y El Retiro, donde el oficialismo se siente más fuerte, el panorama aún no está definido y las señales de alerta empiezan a encenderse.

Marinilla es el único municipio del Valle de San Nicolas donde NO se dará la Consulta.

Ese desespero se ha hecho evidente en la agenda frenética del Gobernador, quien ahora recorre a diario los municipios del Oriente Antioqueño en un intento desesperado por revertir la opinión desfavorable frente al AMO. Al mismo tiempo, el senador Esteban Quintero y sus alfiles políticos han intensificado su presencia en medios de comunicación prepago. Pero lo más preocupante es la presión que están ejerciendo sobre los gobiernos locales: alcaldes y alcaldesas se han lanzado a una carrera contrarreloj, no solo para defender una propuesta impopular, sino también para forzar, mediante la intimidación a funcionarios y contratistas, un cambio artificial en la percepción pública. Esta estrategia, más cercana a la coacción que al debate democrático, no solo evidencia el temor a perder la consulta, sino que también desenmascara un estilo de gobierno autoritario que pretende silenciar y manipular el sentir ciudadano.

Más allá de la consulta del 9 de noviembre, la mejor encuesta de opinión ya se está llevando a cabo: la que se expresa libremente en las redes sociales y en los parque y cafetines de pueblo sin maquillaje ni manipulación. Esa ciudadanía crítica, informada y vigilante es hoy la mayor garantía de que los procesos de integración regional no se construyan a espaldas del pueblo ni al servicio de intereses particulares. El AMO, tal como está planteado, parece haber despertado más resistencias que consensos, y sus promotores deberán enfrentar no solo las urnas el 9 de noviembre, sino también el juicio implacable de una opinión pública cada vez más difícil de engañar.

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