EDITORIAL: LA BOMBA QUE LE ESTALLÓ EN LAS NARICES AL ORIENTE ANTIOQUEÑO
Cuatro recientes publicaciones en Medios Nacionales, dos en Señal Colombia, una en la Revista Raya y otra en el Periódico El Colombiano, destaparon varias verdades que, todos sabían, pero que nadie se atrevía a decirlo en voz alta. Unos por el temor propio de exponer su vida y su integridad y otros, porque se han lucrado política, o económicamente, del estado de cosas ilegales que suceden en el Oriente Antioqueño y que pueden devolvernos al horror y terror vividos hace dos décadas.
La primera verdad es que existe un plan de copamiento y expansión por parte del autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia. Esta situación que se viene implementando desde hace unos cinco años se puso en evidencia cuando se conoció un Informe de la Inteligencia Militar que daba cuenta de una Cumbre, en el Corregimiento de Santa Ana en Granada, donde antiguos miembros reconocidos de los actores armados que operaron en la Región donde organizaron la estrategia para expansión política, económica y política del Territorio y de otras subregiones como el Magdalena Medio y el Nordeste Antioqueño.
El Informe de Inteligencia expone varios nombres del antiguo Bloque Metro, también de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio y hasta exmiembros de las Fuerzas Militares del Estado, en el nuevo organigrama de los «Gaitanistas».
La segunda verdad revelada, y de la que nadie quería hablar, es que existe una mezcla permanente entre lo legal y lo ilegal que hace a la Región el paraíso habitacional y de negocios, fundamentalmente constructivos y turísticos, de la delincuencia del país. Tal vez por eso los anteriores mandatarios siempre salieron con comunicados de prensa y declaraciones a los Medios en los que atribuían todo a: «Ajustes de cuentas entre pandillas» o «disputas territoriales por el microtráfico».
Cuando la situación empezó a suscitar preocupación, se inventaron un tal «Clan de Oriente» al que le atribuyeron todo lo sucedido hasta hace apenas unas semanas, cuando ya la verdad no podía seguirse ocultando y tuvieron que empezar a informar sobre la presencia del EGC en la Región.
Organización que, y hay que decirlo con toda claridad, especializo la Región para convertirla en la economía ilegal más sofisticada del país. Las subregiones de Bosques, Páramo y una parte de Embalses se utilizan para cultivos ilícitos y minería ilegal. La otra parte de embalses para el procesamiento de cocaína y es en el Altiplano donde se lava toda la ganancia ilegal.
Los mega laboratorios destruidos y capturas realizadas las últimas semanas, no permiten ninguna duda al respecto.
Y claro, también hay que decirlo sin ambigüedades, con el apoyo cómplice por acción o por omisión de Funcionarios y Agentes del Estado que han permitido que la institucionalidad sea permeada por la ilegalidad. Varias Oficinas de Planeación, en diferentes municipios donde las Licencias de Construcción se ofertan al mejor postor y los cambios en los PDOT´s para brindar zonas a los proyectos constructivos, son una muestra clara de lo que estoy afirmando.
Unos ochenta asesinatos selectivos en los últimos seis meses, la mayoría en la modalidad de sicariato, además de una masacre en la zona más vigilada y con más cámaras de seguridad de Antioquia en Rionegro, Llano Grande, son una clara demostración de la gravedad de la situación por la que atraviesa esta Región y por eso el llamado urgente al Gobierno Nacional y a su Ministro de Defensa para que declare al Oriente Antioqueño como ZONA ESPACIAL DE SEGURIDAD NACIONAL, pero también al Alto Comisionado de Paz para que se realice, a la mayor brevedad, un ENCUENTRO NACIONAL DE PAZ que escuche al Territorio y a sus comunidades que no quieren repetir la trágica historia ya vivida hace apenas dos décadas.
Hoy el Estado y el Gobierno no pueden volver a abandonar a su suerte a una Región que le ha aportado, a costa de múltiples problemas ambientales y sociales, gran parte de la energía que consume el país.
Por demás, queda demostrado que el NEGACIONISMO o el SILENCIO INSTITUCIONAL permiten que la estrategia ilegal se fortalezca y desistitucionalice la Región, revictimizando a comunidades que ya han sufrido lo suficiente.
¡Hace dos décadas logramos que se juntaran todos los miedos para convertirlos en una enorme fortaleza que salvó miles de vidas y de paso a la institucionalidad regional. Este es el momento para volverlo a hacer!