,

El Oriente Antioqueño No se Vende: La Resistencia Ciudadana Contra el Área Metropolitana (AMO)

La maratón de Voces Ciudadanas en el Oriente Antioqueño se ha convertido en el epicentro de un rotundo «NO» a la propuesta de integración a un Área Metropolitana (AMO). Con la participación de líderes y ciudadanos de los ocho municipios involucrados, esta iniciativa ha sacado a la luz los planes que, según los opositores, los…

Compartir en redes sociales:

La maratón de Voces Ciudadanas en el Oriente Antioqueño se ha convertido en el epicentro de un rotundo «NO» a la propuesta de integración a un Área Metropolitana (AMO). Con la participación de líderes y ciudadanos de los ocho municipios involucrados, esta iniciativa ha sacado a la luz los planes que, según los opositores, los alcaldes, el gobernador y los urbanizadores mantenían en la clandestinidad.

El temor de fondo es que la integración no se trata de un desarrollo territorial equitativo, sino de un burdo negocio que busca enriquecer a un puñado de familias. Se señala directamente a los Quintero Cardona y a politiqueros de turno que «se quieren enriquecer de la gente y del campesino».

El Lucro Inmobiliario vs. El Ser Humano

Juan Guillermo Gómez, uno de los participantes más contundentes en esta maratón, ha sostenido una posición clara y de larga data: «El área metropolitana en sí no es la figura más conveniente para este territorio».

Según Gómez, el único propósito que se persigue con esta organización territorial es el «lucro desde el movimiento inmobiliario». El desarrollo se está concibiendo desde el capital y el ladrillo, ignorando la perspectiva fundamental del ser humano. Por ello, la postura de los líderes ciudadanos es un «no rotundo». Se advierte que esta figura implica la «concentración del poder» y la «negación de la democracia» en favor de negocios particulares.

Existe una alternativa viable que permitiría un mejor desarrollo y una inclusión más amplia: la figura de la Provincia. Los líderes defienden la necesidad de una organización territorial que incluya a los 23 municipios del oriente, y no solo a los atractivos desde el sentido inmobiliario. Se critica fuertemente la intención de aislar de una manera «burda, abrupta, hasta grosera» a aquellos municipios que han servido toda la vida al Oriente y que hoy son vistos como «los feos». La asociatividad sí es deseable, pero no bajo un esquema que genera hegemonías y exclusiones.

La Traición Política y el Peligro de los «Reyezuelos»

La ciudadanía se siente profundamente traicionada. El alcalde de Guarne, Mauricio, es un caso paradigmático: firmó la intencionalidad de ingresar al AM sin consultar ni al Consejo, ni a las comunidades, ni a los acueductos, ni a las organizaciones. Este actuar refleja el talante de unos alcaldes que se han convertido en «reyezuelos» de sus territorios, sintiendo que tienen el poder absoluto para pasar por encima de los ciudadanos. La traición se hace aún más evidente porque, en su campaña, el alcalde de Guarne prometió que no apoyaría un área metropolitana, para luego convertirse en su principal promotor, a pesar del sentir ciudadano.

Esta concentración de poder es vista como una de las grandes amenazas que se ciernen sobre el Oriente Antioqueño. La creación de un área metropolitana significa la «negación de la democracia» y la «negación de la participación», con pequeños «reyezuelos dictando normas a favor de sus conciliábulos, de sus propósitos, de sus negocios, sin consultar al pueblo».

La votación del «NO» es considerada por líderes de opinión no solo como una decisión contra el Área Metropolitana, sino como un voto de castigo directo contra la gestión de los alcaldes promotores, como el de Guarne, que creen que serán derrotados.

La Pérdida de Soberanía y el Fantasma de Sabaneta

La Ley 1625 es un fantasma que acecha a los municipios, pues genera un «municipio núcleo con poder de veto» y establece que los hechos metropolitanos están por encima de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) municipales. Juan Guillermo Gómez advierte que esto representa un «retroceso en todo ese proceso de municipalización» que inició en los años 80. La autonomía municipal empieza a perderse cuando es el centro (Río Negro) quien empieza a tomar decisiones.

El riesgo de centralización es inmenso y abarca áreas cruciales. Ya se han visto intentos de monopolizar el transporte en torno a Río Negro, lo que con el AM se facilitaría, permitiendo la regulación no solo del transporte, sino también del asentamiento industrial, la construcción de vivienda y el uso de los recursos naturales. La presión inmobiliaria sobre municipios como Guarne es «bastante inminente», con la oferta permanente de urbanizaciones y el loteo en la zona rural, todo en desmedro del ambiente y los recursos hídricos.

El escenario temido y más impactante es la «Sabaneta-ización» del Oriente. Los ciudadanos advierten que, de aprobarse el AM, se convertirían en lo que le ha pasado a este municipio del Valle de Aburrá, donde las veredas están prácticamente urbanizadas con edificios en altura, sin contar con los servicios públicos esenciales. El AM no solo traería consigo el desmedido desarrollo inmobiliario, sino también una «diáspora de inmigrantes» y una sobrepoblación sin la debida planeación en servicios médicos, educación y vivienda. Incluso Río Negro ya tiene problemas de servicio de acueducto que buscaría solucionar a través de los municipios vecinos.

Un Modelo Nefasto y Fallido

La elección del Área Metropolitana del Valle de Aburrá como modelo es el peor ejemplo que pudieron poner. Esta entidad, en todos sus años de funcionamiento, no ha podido resolver situaciones tan graves como la pobreza, por el contrario, ha visto aumentar los cordones de miseria.

El Plan 2030 del Valle de Aburrá, que incluso se preocupa por la ocupación territorial en las laderas , evidencia que el modelo que se busca imponer en el Oriente es «totalmente fallido» y debe ser rechazado. Juan Guillermo Gómez es enfático: el modelo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá es fallido para el ser humano, para sus habitantes y para el medio ambiente. Por ello, el único argumento lógico es decirle NO.

El llamado final a los habitantes del Oriente Antioqueño es a «decir rotundamente no». La salida a votar es crucial para evitar que este proyecto «tan nefasto para los habitantes de este territorio» sea posible. La asociatividad se quiere, pero no bajo la exclusión de los semejantes, ni bajo un esquema que genere hegemonías de una clase política en contra de otros pensamientos que existen en la región. «Otra voz, otro ciudadano, otra conciencia que se opone a la creación de un amo por inconveniente».

Artículos del autor

Compartir en redes sociales:

PATROCINADORES /