EL ORIENTE ANTIOQUEÑO VIVE TODO UN DÉJÀ VU EN SU SEGURIDAD

Compartir en redes sociales:

No pasó una semana desde las declaraciones del Gobernador, Andrés Julián Rendón, al concluir el Consejo Regional de Seguridad del pasado lunes en el Batallón Juan del Corral, en las que afirmó que: «La seguridad en el Oriente Antioqueño más que un tema de cifras reales es de percepción ciudadana» para que los grupos ilegales que se asientan en la Región le hicieran tragar sus palabras.

En solo diez días el EGC volvió trizas la institucionalidad rescatando en pleno parque de San Luis a uno de sus miembros que ya había sido capturado y en las últimas horas ocurrieron varios ataques  sicariales, en sitios públicos y a plena luz del día, que renovaron los miedos de los pobladores del Oriente Antioqueño.

El primero ocurrió en un gimnasio muy concurrido, por la clase alta de Llano Grande, en San Antonio de Pereira y quedó registrado en un video de seguridad que muestra a los sicarios sentados, pasmosamente tranquilos, tomando agüita, mientras esperan a su víctima para ultimarla a tiros de pistola. Ocurre a eso de las 9:15 de la mañana.

El segundo fue en pleno Parque Principal de Marinilla, a las 4 de la tarde y diagonal a la Alcaldía Municipal, en los parasoles. Un lugar muy concurrido por ciudadanos y funcionarios públicos.

También en Guarne fueron asesinadas dos personas en las últimas horas, y una más en Sonsón.

Y para completar este  Déjà vu, este viernes en la noche, como no se veía desde hace más de dos décadas, fue hostigado el Comando de Policía de Puerto Venus, en Nariño por más de quince minutos. En un video que circuló en varios Medios de Comunicación se pueden apreciar las imágenes de los policiales corriendo de civil con sus fusiles para atrincherarse.

Cuando escribía esta editorial me enviaron un comunicado de un tal «Frente Conquistadores del Oriente», que fue enviado de manera masiva a los pobladores de Nariño y Argelia donde amenazan con nombre propio a varios comerciantes a quienes acusan de ser colaboradores de Alias «Agustín», jefe de los «gaitanistas» en la zona, capturado por el Ejército Nacional hace dos días.

«En rio revuelto cualquiera pesca». Decían los abuelos.

Entonces lo primero que es necesario afirmar, y ojalá lo escuche el Gobernador, es que la situación de seguridad del Oriente Antioqueño no es un tema de «percepción ciudadana», sino de realidades cotidianas que han convertido este Territorio en el más violento de Antioquia, y al parecer de Colombia, y que se debe reconocer de manera inmediata la crisis de seguridad y humanitaria que estamos viviendo.

No hay cabida, dada la grave crisis que vive la Región, para el negacionismo o el silencio.

Lo segundo, y espero que se dé este jueves, en la Sesión de Control Político de la Comisión II del Senado, que se realizará en el Teatro Regional Valerio Antonio Jiménez de Marinilla, a la que asistirán varios miembros del Gobierno Nacional y Departamental, la Cúpula de la Fuerza Pública, delegados de los Entes de Control y Judiciales, los Alcaldes/as de toda la Región, además de miembros de Organizaciones Gremiales, Sociales y Comunitarias, es la urgente necesidad de coordinar acciones contundentes, entre todas las Agencias del Estado y del Gobierno, que permitan demostrar a la ciudadanía que sus derechos constitucionales están garantizados y que la Región no repetirá su historia de tragedia y de dolor a manos de los actores armados ilegales. 

Que el Oriente Antioqueño sea declarado ZONA ESPECIAL DE SEGURIDAD NACIONAL. Una SEGURIDAD HUMANA INTEGRAL.

La solución no es, ni será, reviviendo viejos proyectos gubernamentales de seguridad que vincularon a los civiles en el conflicto y de los cuales hoy seguimos pagando las consecuencias.

La solución, obligatoriamente, es copando la Región y sus zonas estratégicas con inversión social que cierre las brechas y ofrezca oportunidades a la ciudadanía, fundamentalmente a los jóvenes para que no sean cooptados por los ilegales.

No vaya a ser que el Territorio vuelva a ser abandonado a su suerte nuevamente como hace un poco más de dos décadas.

 

 

 

 

 

Compartir en redes sociales: