EDITORIAL: LA MASACRE DE RIONEGRO; EL INICIO DE UNA GUERRA ANUNCIADA
El pasado martes en Rionegro el anochecer se convirtió en tragedia cuando varios hombres, que se movilizaban en dos motos y un vehículo, ingresaron a una finca en la vereda El Hoyito, en el sector de Llanogrande y con fusiles asesinaron a siete de los nueve hombres, todos venidos de la costa, que se encontraban al interior de la vivienda viendo el partido entre Argentina y Chile.
Las primeras declaraciones del Alcalde de Rionegro, Jorge Rivas, y el Gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, después de un Consejo de Seguridad fueron de total incertidumbre frente al hecho y la oferta de una recompensa, de cien millones de pesos, para quién o quiénes brinden información que permita esclarecer la masacre.
Sin embargo, y tengo que decirlo con toda claridad, esta masacre estaba anunciada. La declaratoria de guerra hecha a través de un panfleto que circuló ampliamente en la Región desde el pasado 11 de junio, donde el autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia amenazaba a todos los integrantes de «El Mesa», incluyendo a su máximo cabecilla, Gustavo Adolfo Pérez Peña, alias «El Montañero» hacía presumir el inicio de una guerra que tocaría todos los rincones del Oriente Antioqueño.
De hecho, en las narices de las autoridades desde hace meses se venían asesinando en casi todos los municipios del Oriente Antioqueño, en acciones sicariales y de manera selectiva a muchas personas, poniendo a la Región en las estadísticas como la de más incremento de muertes violentas de Antioquia. Pero muy a pesar de ello. los organismos de inteligencia no han logrado, hasta el día de hoy, establecer un patrón y la descoordinación entre los diferentes organismos de seguridad, unas veces por desconfianza y otras por dar resultados para una sola fuerza, les resta la contundencia necesaria que amerita la gravedad de la situación en el Territorio.
desafortunadamente, siguen recurriendo, como cortina de humo, a responsabilizar a un inexistente «Clan Oriente», creado por el Coronel Daniel Mazo, que les ha servido por varios años para desviar las responsabilidades y, de paso, por acción o por omisión, permitir la expansión militar, económica y política del «Clan del Golfo», hoy autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia.
Se conoce desde hace varias semanas un informe de inteligencia militar, que ha sido publicado por varios Medios de Comunicación y que da cuenta de ese plan de expansión territorial organizado desde el Corregimiento de Santa Ana, en Granada, donde se establece incluso el organigrama militar, político y económico con el que operarán en la Región.
De hecho, se han especializado las subregiones que componen este Oriente Antioqueño. Minería ilegal y cultivos ilícitos en las subregiones de bosques y páramos, laboratorios en la subregión de embalses y el lavado de activos en diferentes negocios en la subregión del Altiplano y proyectos turísticos en Peñol-Guatapé. En el Altiplano, además, han podido permear gran parte de la institucionalidad.
También habrá que preguntarse por el silencio, de años, de los políticos tradicionales de Rionegro, y del Oriente Antioqueño, frente al accionar de estructuras armadas ilegales. Silencio que los convierte en cómplices de este desastre anunciado desde hace meses, sino años, pero que señalaron de alarmistas.
Para muestra, un botón, las incontables denuncias que se han dado, en los últimos años, por la feria de licencias de construcción en todos los municipios de la subregión del Altiplano, donde incluso, en municipios como Rionegro se declararon Zonas Especiales y a través de reformas a los PDOT´s cambiaron la vocación histórica de miles de metros de tierra, para darle paso a grandes proyectos constructivos.
Ese coctel de cosas ilegales, y un Estado incapaz, convirtió el Oriente Antioqueño en el paraíso que cualquier organización ilegal quiere controlar y lo harán por las «buenas», cooptando voluntades o por las malas «derramando sangre» de quienes se opongan.
El mensaje con la masacre está absolutamente claro: otra noche de horror y terror apenas comienza.
Lo tenaz del mensaje es que se haya enviado desde Rionegro y en LLano Grande que es la zona con más vigilancia y cámaras de toda la Región y donde sus autoridades desde hace una década han proclamado, con bombos y platillos, que le habían ganado la batalla a la delincuencia y es el punto de lanza para los frentes de seguridad en Antioquia.
Sea este el momento para reiterar, desde Oriéntese Periodismo de Opinión, la solicitud al Gobierno Nacional de declarar el Oriente Antioqueño como Zona Especial de Seguridad Nacional.