LOS DISENSOS FRENTE AL AMO – ÁREA METROPOLITANA DEL ORIENTE Y UN CONSENSO
06/04/2025
En una democracia participativa, donde la ciudadanía no solo vota, sino que también se involucra activamente en la toma de decisiones, el disenso no solo es inevitable, sino esencial. Lejos de ser un obstáculo para el consenso, el disenso representa la vitalidad de una sociedad plural y el compromiso con la construcción colectiva del bien común.
El disenso permite visibilizar la diversidad de pensamientos, intereses y experiencias que coexisten en una comunidad. En lugar de suprimir las diferencias, una democracia participativa debe acogerlas como fuente de diálogo, creatividad y mejora continua. Cuando las personas se sienten libres para expresar opiniones contrarias sin miedo a la censura o represalias, se fortalece la legitimidad de las decisiones colectivas y se previenen formas autoritarias de poder.
Además, el disenso fomenta la deliberación crítica. Obliga a repensar argumentos, contrastar puntos de vista y refinar propuestas. Esto no solo mejora la calidad de las políticas públicas, sino que también educa cívicamente a la población, haciéndola más consciente, informada y activa.
¡Sería maravilloso que diferentes actores del Territorio se dieran cuenta de la importancia de los disensos para crear consensos!
El disenso es fundamental en el debate sobre el Área Metropolitana del Oriente Antioqueño (AMO) porque refleja la pluralidad de voces que históricamente han luchado por un territorio unido, autónomo y con identidad propia. Las organizaciones sociales de la Región han construido, a lo largo de décadas, una narrativa colectiva basada en la defensa del territorio frente a modelos de desarrollo y de asociatividad impuestos desde centros de poder externos. Estas luchas no pueden ser ignoradas en un proceso que pretende reorganizar el territorio; al contrario, deben ocupar un lugar central en la discusión, ya que representan una memoria viva y una visión crítica que enriquece el debate.
Aceptar el disenso en este contexto no significa detener el avance o rechazar toda forma de integración territorial, sino garantizar que las decisiones se construyan desde abajo, con participación real y no como una imposición técnica o política, tal como lo acaba de hacer la Comisión de Ordenamiento Territorial del Senado de la República. Escuchar las voces críticas frente al AMO es reconocer que hay preocupaciones legítimas sobre la posible pérdida de autonomía de los municipios, la concentración de poder en la ciudad núcleo o la homogenización cultural. Por eso, cualquier iniciativa metropolitana debe construirse a partir del diálogo abierto y transparente, donde el disenso sea entendido como una oportunidad para construir consensos más sólidos y democráticos.
Una de las preocupaciones legítimas, que ha expresado la ciudadanía frente a la creación del Área Metropolitana del Oriente Antioqueño es el derecho al veto contemplado en la ley, el cual garantiza el poder absoluto del municipio núcleo sobre las decisiones metropolitanas. Este derecho, que contiene la Ley, no puede ser torcido ni reemplazado por acuerdos de gobernabilidad entre alcaldes, porque estos son transitorios y la Ley, hasta que no sea modificada, es permanente. Cualquier intento de desconocer la Ley mediante componendas políticas para suavizar la percepción ciudadana es ilegal.
Una democracia participativa sin disenso sería una contradicción. La verdadera participación implica escuchar y ser escuchado, aceptar el conflicto como parte del proceso democrático y trabajar, desde las diferencias, en la búsqueda de acuerdos justos y sostenibles. Porque solo en el respeto al disenso florece una democracia viva.
Ese disenso es el que no tuvo oportunidad con la Comisión de Ordenamiento del Senado, como no lo ha tenido en debates abiertos con los mandatarios locales que firmaron el acta de intensión, como tampoco se ha podido dar con la Gobernación de Antioquia.
Sin embargo, este viernes habrá una oportunidad maravillosa en La Ceja cuando se discuta, en Sesión Descentralizada de la Comisión de Ordenamiento de la Cámara de Representantes el aval para el AMO, requisito necesario antes de que se solicite una Consulta Popular a la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Y aunque existen muchos disensos, también es claro que existe un enorme consenso en toda la Región: Se requiere de una figura, que no pase por encima de la autonomía municipal y sea democrática, que recoja a todos los municipios, los veintitrés, que tenga dientes y cuente con recursos, para planear el desarrollo del Oriente Antioqueño.
¡Aunque es una cuestión de trámite se pondrá en juego, este próximo viernes en La Ceja, la capacidad que tenemos en la Región para resolver nuestras diferencias!