El Peligro de Silenciar a la Mayoría: La Reducción de la Participación Ciudadana en el AMO

Escuche esta semana, en declaraciones, a un Medio Local, de Rubén Darío Quintero, líder en la promoción del AMO, Área Metropolitana del Oriente, vendernos la idea de que «serán los ciudadanos los que decidan en la consulta popular si hacen parte o no de este esquema asociativo». También leí en otro Medio: «detrás de las pasiones políticas, los temores infundados y las narrativas polarizantes, hay una oportunidad histórica para que los ciudadanos ejerzan su derecho a decidir con responsabilidad y conocimiento», comprándole el argumento a Rubén Darío, al Senador Esteban Quintero y, por supuesto a la Gobernación de Antioquia.
La decisión de reducir del 25% al 5% el umbral de participación ciudadana para aprobar la constitución del Área Metropolitana del Oriente (AMO), impulsada precisamente por el Senador Esteban Quintero, no solo es un golpe a la democracia, sino un riesgo grave para el futuro de toda la región. Esta medida implica que tan solo alrededor de 27 mil personas —de un total cercano al medio millón de habitantes— decidirán el rumbo administrativo, económico y territorial de todo el Oriente antioqueño.
Esta drástica disminución en los requisitos de participación convierte un proceso que debería ser profundamente democrático en una consulta elitista y limitada. ¿Cómo es posible que una decisión de semejante envergadura —que afecta el ordenamiento territorial, el uso del suelo, los recursos públicos y la autonomía de los municipios— quede en manos de tan pocos?
Y cuando digo pocos, es porque solo 27 mil personas decidirán el futuro y la historia del Oriente Antioqueño.
La figura asociativa, que incluya a todo el Territorio, debe construirse con participación, transparencia y visión colectiva. Sin embargo, imponerlo con una representatividad tan reducida siembra dudas legítimas sobre los intereses que realmente están detrás del proyecto. ¿Se está priorizando el desarrollo regional o el beneficio de unos pocos actores con poder económico y político?
El AMO, Área Metropolitana del Oriente, resulta inconveniente para el territorio debido a la concentración excesiva de poder en el municipio núcleo, el cual, además de liderar las decisiones estratégicas, tiene poder de veto sobre las iniciativas regionales. Esta estructura centralista reduce significativamente la autonomía de los demás municipios, que quedan subordinados al Plan de Desarrollo Metropolitano, perdiendo la capacidad de decidir libremente sobre su planificación, presupuestos y prioridades locales. En lugar de promover un desarrollo equitativo y concertado, el AMO impone una lógica jerárquica que puede favorecer intereses particulares en detrimento de la diversidad territorial y las verdaderas necesidades de cada comunidad.
Reducir la participación ciudadana en decisiones trascendentales atenta contra el principio básico de la democracia: el gobierno del pueblo. No se puede hablar de progreso mientras se silencian las voces de la mayoría. Lo que está en juego no es solo una figura administrativa, sino la posibilidad de que las comunidades del Oriente decidan su propio destino.