LA INTEGRACIÓN REGIONAL EN EL ORIENTE ANTIOQUEÑO ES UN RETO CON MUCHOS INTERESES.

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El Foro del pasado viernes convocado por la Juntanza, como se denomina ahora la alianza entre gremios, entidades y organizaciones sociales, para cerrar brechas históricas e ideológicas frente a la Región que queremos construir para el futuro dejó muy claros los diferentes intereses económicos, políticos y sociales que existen y que distancian la posibilidad de una figura asociativa que mantenga unido al Oriente Antioqueño. De encontrar una forma asociativa que, para decirlo con toda claridad, es urgente y necesaria para el Oriente Antioqueño. Para todo el Oriente Antioqueño.

De un lado, la propuesta de un Área Metropolitana para los municipios del Valle de San Nicolás. Es decir, los municipios con más recursos y menos dificultades, tienen todo el apoyo de la Gobernación de Antioquia, que nombró a Eugenio Prieto como Director de Planeación, para hacerla realidad.

Esta propuesta, por intereses económicos y políticos, tiene entre sus áulicos a los empresarios y los políticos tradicionales, que por demás llevan varios intentos fallidos de hacerla realidad.

Por otro lado, las organizaciones sociales reclaman un modelo que cubra toda la Región. Una provincia del Oriente Antioqueño para los veintitrés municipios, que permita que los municipios más periféricos, con más problemas en su desarrollo, puedan también tener posibilidades de futuro.

Este no es un debate de simple semántica. Es un litigio histórico, con muchas similitudes con la otrora creación de los Cantones de Rionegro y Marinilla, pero que hoy tiene otras connotaciones y, por supuesto, intereses mucho más sofisticados.

Para iniciar, mientras el crecimiento poblacional en el Altiplano paso de 156.311 en 1964 a 484.058 en el 2018. En el resto del Oriente las cifras son sorprendentes; 200.803 en 1964 comparado con 189.545 en el 2018.

De igual manera, todos los municipios del Altiplano tienen muchos más ingresos tributarios y dependen menos del Sistema Nacional de Participaciones, pero todos los demás municipios de la Región tienen unos ingresos tributarios muy bajos y una alta dependencia de las transferencias del SGP.

Paradójicamente, ninguno de los municipios generadores de energía tiene ingresos tributarios que les permita no depender del Sistema Nacional de Participaciones y, los municipios más ricos en biodiversidad son los más pobres en ingresos propios y, por lo tanto, en posibilidades de garantizar poder resolver las necesidades básicas insatisfechas de sus comunidades.

Así las cosas, los intereses económicos son claros, se trata de juntar los presupuestos de los municipios ricos, los que menos problemas sociales tienen y proyectar su desarrollo con una bolsa de contratación de varios billones de pesos cada año.

Y los intereses políticos también están muy claros. El caudal electoral del Altiplano, manejando esa bolsa de contratación billonaria, les garantiza a los políticos tradicionales su permanencia en el poder.

las falencias del Área están fundamentadas en que el Municipio núcleo sería Rionegro, el alcalde de allí sería el metropolitano, la terna de Director la entrega este a la junta metropolitana y para rematar tiene poder de veto.

Fueron esos políticos tradicionales de la Región los que cambiaron la Ley para que se redujera la consulta popular a solo un 5% del censo electoral y así facilitar de la creación de un Área Metropolitana del Valle de San Nicolás. Pero también borraron de la Ley la obligatoria conurbación entre los municipios.

Mientras tanto, el resto del oriente, el que genera agua y oxígeno, verá más alejadas sus posibilidades de cerrar brechas y lograr un desarrollo sostenible para sus comunidades.

La verdad es que las formas asociativas que hoy existen en el Oriente Antioqueño, es decir las Asociaciones de Municipios y las Provincias, no tienen los dientes necesarios para gestionar el desarrollo que necesita el Territorio.

¿Será que la ciudadanía del Oriente Antioqueño lo permitirá? o ¿Será que por Iniciativa Popular y aprovechando el «mico», de la no conurbación que le metieron a la Ley en su afán de crear el Área Metropolitana del Valle de San Nicolás nos van a imponer esta figura? O quizás ¿será la oportunidad para explorar la figura de la región metropolitana de la qué ampliamente se habló en el Foro del pasado viernes y que puede ser una opción para el desarrollo equitativo y sostenible de la región? Lo que sí es claro, es que la figura que se decida debe ser para todo el oriente antioqueño, discutida colectivamente y sin exclusión alguna.

¡¡¡Amanecerá y veremos!!!

 

 

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