¿HAY PRESENCIA DE LAS FARC EN EL BALCÓN VERDE?

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En los últimos meses, se ha observado una creciente preocupación por la posible presencia de las disidencias de las FARC en el Oriente Antioqueño, especialmente en municipios como Nariño, que limita con el departamento de Caldas. Esta situación podría estar relacionada con una alianza entre estas disidencias y el grupo ilegal conocido como «Los Mesa».

Según informes de la Defensoría del Pueblo, en los últimos cinco años se han emitido 136 alertas tempranas por la presencia y accionar de facciones disidentes de las FARC en diferentes territorios del país, de las cuales al menos 24 corresponden a municipios de Antioquia. Estas alertas destacan la preocupación por localidades en zonas históricamente afectadas por el conflicto, como el Norte, Nordeste y Bajo Cauca, incluyendo municipios como Ituango, Remedios, Segovia, Briceño, Anorí, Tarazá y Dabeiba.

Aunque no se han encontrado informes específicos, por parte de las autoridades competentes, que confirmen la presencia de las disidencias de las FARC en el municipio de Nariño, Antioquia, ni su alianza con el grupo «Los Mesa», es necesario afirmar que hombres camuflados y enfusilados ingresaron a la Vereda El Guamal el pasado jueves desplazando a, por lo menos, dos familias y dejando pintas alusivas a esa organización armada ilegal en varias paredes: «FARC-EP, Hemos vuelto», escribieron de manera premonitoria. En el mes de diciembre habían dejado un panfleto que apareció en varias veredas en el que enviaban: «Un fraternal y revolucionario saludo a todo el pueblo Nariñense». 

Como contexto, es necesario recordar que Alias «Camilo» acumuló un enorme poder militar, y económico, en los municipios de Argelia, Nariño, en Antioquia y Florencia en Caldas, bajo el negacionismo institucional que a la larga se convirtió en una ayuda fundamental para el fortalecimiento de este grupo armado ilegal. Tanto poder adquirió, hace apenas tres años, que ordenó cerrar todo un fin de semana el comercio y el transporte. Incluso, la misma iglesia cerró sus puertas y no se realizaron servicios religiosos durante ese paro armado ordenado por Alias «Camilo». Todo esto sin disparar una sola bala, solo con un mensaje de texto a través de WhatsApp.

Alias «Camilo» y otros miembros de su estructura, como Alias «Chatarra», fueron capturados. Sin embargo, se conoce, según informes de inteligencia, que frente a la declaratoria pública que hizo, hace algo más de un año, el autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia, al cual pertenecía «Camilo» y «Chatarra», de convertirlos en objetivos militares, además de haber enviado otros mandos a la zona, que miembros de esta estructura armada ilegal en la cárcel, y algún reducto que aún queda activo en esa zona, migraron hacia «Los Mesa».

También conocen los servicios de inteligencia que existe coordinación de acciones ilegales entre «Los Mesa» y las «Disidencias» en regiones como el Norte de Antioquia con el Frente 36, lo que permitiría, en esta nueva alianza con Alias «Camilo» y sus hombres, dado su conocimiento de la Región y de la económica ilegal, facilitar el ingreso de las disidencias de las FARC a veredas como Santa Rosa y Guamal.

Como hace tres años cuando este Medio de Comunicación alertó sobre el fortalecimiento militar de Alias «Camilo» y su estructura armada, esta semana ante la alerta de la posible presencia de las disidencias de las FARC, en la Vereda El Guamal, las autoridades municipales, el Ejército y la Policía, después de un Consejo de Seguridad, desestimaron mi información.

Incluso, como hace tres años, algunos ciudadanos de la Región me acusan de alarmista y desinformado. A ellos, y a las autoridades del municipio, del Ejército y de la Policía, tengo que reafirmarles mi compromiso periodístico con la vida y con qué en el municipio de Nariño, como en otros del Territorio que han vivido el conflicto, no se repita la historia de horror y de dolor que han vivido y de lo cual he sido testigo por décadas.         

La posible expansión de las disidencias de las FARC hacia el Oriente Antioqueño y su alianza con grupos locales como «Los Mesa» representa un desafío significativo para la seguridad regional. Esta situación podría exacerbar la violencia y la vulnerabilidad de las comunidades locales, especialmente en áreas rurales y de difícil acceso. Es fundamental que las autoridades locales y nacionales fortalezcan las estrategias de seguridad y promuevan el desarrollo social en estas regiones para contrarrestar la influencia de estos grupos armados ilegales.

​La negativa de las autoridades a reconocer la presencia de actores ilegales en determinadas regiones no solo es un acto de irresponsabilidad, sino que también agrava la crisis de seguridad y deja a las comunidades en un estado de vulnerabilidad extrema. Minimizar o negar la existencia de grupos armados impide una respuesta oportuna del Estado, lo que permite que estas organizaciones criminales se fortalezcan, extiendan su control territorial y perpetren violaciones a los derechos humanos con total impunidad. Además, esta falta de reconocimiento socava la confianza de la ciudadanía en las instituciones, genera desinformación y dificulta la implementación de estrategias efectivas para combatir la violencia y el crimen organizado.

La colaboración entre las fuerzas militares, la policía y las comunidades es esencial para monitorear y responder eficazmente a estas amenazas. Además, es crucial que se implementen programas de prevención y protección para las poblaciones más vulnerables, con el fin de mitigar el impacto de la violencia y promover una paz sostenible en la Región.

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